¿Qué está detrás de este elevado récord del coste de las bajas laborales? Analizamos las causas, el impacto para las empresas y las posibles soluciones para frenar una tendencia que preocupa cada vez más a empresarios y administraciones.
Puntos clave
- La Seguridad Social había previsto un gasto de 11.764,30 millones, pero tuvo que ampliar el presupuesto en 3.909,52 millones ante el aumento de las bajas.
- Las empresas asumen los primeros días de baja y, en muchos casos, complementan el subsidio por convenio. Esto implica un coste directo e indirecto significativo para el tejido empresarial.
- La mayoría del gasto se destina a bajas por enfermedad común o causas no laborales (como gripes, ansiedad, problemas musculares, etc.)
Tabla de contenidos
1. ¿Qué es el coste de las bajas laborales?
El coste de las bajas laborales hace referencia al impacto económico que generan las ausencias por enfermedad o accidente de los trabajadores, tanto para las empresas como para el sistema público. Este fenómeno, que en 2024 ha alcanzado cifras récord en España, no solo afecta a la productividad de las organizaciones, sino que también implica un gasto considerable para la Seguridad Social.
Para las empresas, el coste directo se manifiesta principalmente en la necesidad de seguir pagando parte del salario del empleado durante la baja, especialmente en los primeros días, así como en la contratación de personal sustituto. Además, estas ausencias pueden generar una reducción en la productividad de los equipos, retrasos en proyectos y sobrecarga para otros trabajadores. También hay un componente administrativo: la gestión de las bajas implica tiempo y recursos internos, desde recursos humanos hasta coordinación con mutuas o servicios médicos.
Desde el punto de vista del Estado, la Seguridad Social asume el pago de las prestaciones por incapacidad temporal cuando las bajas superan ciertos días. Esto representa un gasto importante y creciente, especialmente cuando aumenta el número de casos o la duración media de las bajas. A esto se suma la presión sobre el sistema público de salud, ya que los trabajadores requieren atención médica, seguimiento y, en algunos casos, pruebas diagnósticas o tratamientos.
Existen costes indirectos que afectan a la economía en su conjunto. La pérdida de horas de trabajo se traduce en una menor productividad y un impacto negativo en el Producto Interior Bruto (PIB). Además, el incremento del gasto público en prestaciones reduce el margen para invertir en otros servicios clave y puede afectar al equilibrio presupuestario.
El coste de las bajas laborales no solo se mide en euros, sino también en términos de eficiencia, salud organizacional y sostenibilidad del sistema público. Entender su impacto es fundamental para que tanto empresas como instituciones puedan aplicar medidas preventivas y correctivas.
2. El récord del coste de las bajas laborales
España alcanzó una cifra histórica en el coste de las bajas laborales, el más reciente Avance de Ejecución Presupuestaria de la Seguridad Social presentado y liderado por Elma Saiz, se expuso que se vieron obligados a movilizar cerca de 4.000 millones de euros adicionales para cubrir el incremento de subsidios por incapacidad temporal (IT). Aunque en un inicio se presupuestaron 11.764,30 millones de euros para todo el ejercicio, la fuerte subida en el número y duración de las bajas llevó a cerrar el año con un desembolso total de 15.673,82 millones de euros.
Este aumento refleja una realidad preocupante tanto para las finanzas públicas como para las empresas: el absentismo por motivos de salud se ha disparado. La mayor parte del gasto, alrededor del 91%— se ha destinado al subsidio por contingencias comunes, es decir, bajas laborales no vinculadas a accidentes de trabajo o enfermedades profesionales. Aquí se incluyen desde procesos leves y de corta duración, como una gripe o una infección, hasta otros más complejos y de larga duración, como problemas de salud mental, trastornos musculoesqueléticos o enfermedades crónicas.
Este subsidio también engloba situaciones como permisos por maternidad o paternidad, embarazo de riesgo o fallecimiento de un familiar, lo que demuestra la amplitud de situaciones que afectan a la continuidad laboral de los empleados.
Para las empresas, esta tendencia se traduce en un impacto directo: deben cubrir ausencias, reorganizar equipos, asumir costes de sustitución y lidiar con una pérdida significativa de productividad. Además, muchas organizaciones están obligadas por convenio a complementar el subsidio público, lo que incrementa todavía más el coste interno.
3. ¿Quién asume el coste de una baja laboral?
El coste de una baja laboral en España se reparte principalmente entre la empresa y la Seguridad Social, aunque este reparto varía en función del tipo de baja (si es por enfermedad común, accidente no laboral o accidente de trabajo) y del tiempo que dure la ausencia. En todos los casos, la empresa suele asumir una parte inicial del coste, mientras que, a partir de cierto punto, es la Seguridad Social o una mutua colaboradora la que cubre el subsidio por incapacidad temporal. Sin embargo, en la práctica, muchas empresas también deben asumir costes adicionales derivados de convenios colectivos o de la necesidad de reorganizar el trabajo durante la ausencia del empleado.
En el caso de una baja por enfermedad común o accidente no laboral, durante los tres primeros días de ausencia, el trabajador no tiene derecho a subsidio, y la empresa no está obligada a pagar ningún salario, salvo que su convenio colectivo lo indique. A partir del cuarto día y hasta el decimoquinto, la empresa debe pagar al trabajador un subsidio equivalente al 60 % de su base reguladora, lo que supone un coste directo para la organización. Desde el día 16 en adelante, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) o la mutua colaboradora asumen el pago del subsidio, que también equivale al 60 % de la base reguladora hasta el día 20, y al 75 % a partir del día 21. En estos casos, la empresa actúa como intermediaria: adelanta el importe al trabajador en la nómina y luego lo compensa en sus cotizaciones a la Seguridad Social.
Cuando se trata de una baja por accidente laboral o enfermedad profesional, el tratamiento es diferente. Desde el día siguiente al de la baja (es decir, a partir del segundo día de ausencia), el trabajador tiene derecho a un subsidio del 75 % de su base reguladora. Este importe corre a cargo de la mutua colaboradora con la Seguridad Social, aunque nuevamente es la empresa quien lo abona al empleado y posteriormente lo recupera a través del sistema de cotizaciones. En estos casos, no existe el periodo de carencia de tres días sin remuneración, como sí ocurre en las enfermedades comunes.
Más allá de estos pagos oficiales, muchas empresas deben asumir un sobrecoste derivado de los convenios colectivos, que en muchos casos obligan a complementar el subsidio hasta alcanzar el 100 % del salario del trabajador. Esto significa que, aunque la Seguridad Social solo cubra el 60 % o el 75 %, la empresa debe pagar la diferencia restante. Además, hay costes indirectos que no siempre se reflejan en cifras oficiales, pero que impactan directamente en la actividad de la empresa: pérdida de productividad, necesidad de contratar a un sustituto, tiempo dedicado a gestiones administrativas, sobrecarga del equipo y, en algunos casos, retrasos en proyectos o servicios.
En resumen, el coste de una baja laboral no recae únicamente sobre el sistema público. Las empresas asumen una parte importante del esfuerzo económico, tanto directa como indirectamente. Esta realidad refuerza la necesidad de invertir en políticas de prevención, bienestar laboral y gestión proactiva de la salud para reducir tanto la frecuencia como la duración de las bajas.

4. ¿Qué coste tiene para una empresa la baja de un trabajador?
El coste que supone para una empresa la baja de un trabajador puede ser considerable, y va mucho más allá del simple pago del salario. Este coste depende de varios factores como la duración de la baja, el salario del empleado, su rol en la organización y si la empresa necesita contratar a alguien para sustituirlo. A continuación, se detallan los principales componentes que generan ese coste:
- Pago del salario durante la baja: En los primeros días de una baja por enfermedad común, la empresa asume directamente el coste salarial. Del día 4 al 15, la empresa paga el 60 % de la base reguladora. A partir del día 16, la prestación la abona la Seguridad Social o la mutua, aunque en muchos casos el convenio colectivo obliga a complementar esta cantidad hasta el 100 %, lo que sigue suponiendo un coste para la empresa.
- Sustitución del trabajador: Si la baja se prolonga, la empresa puede necesitar contratar a una persona de refuerzo o redistribuir el trabajo entre el resto del equipo. Esto implica nuevos costes salariales, inversión en formación y una posible caída temporal de la productividad del nuevo empleado.
- Descenso de la productividad: La ausencia de un trabajador puede afectar al rendimiento global del equipo, sobre todo si ocupa un puesto clave. Las tareas se ralentizan, se generan cuellos de botella y puede haber errores por sobrecarga o falta de experiencia del sustituto.
- Costes administrativos y de gestión: Las bajas laborales implican trámites internos, coordinación con mutuas o la Seguridad Social y gestión del seguimiento médico. Todo esto consume tiempo y recursos del departamento de recursos humanos.
- Costes indirectos: Aumenta la carga de trabajo del resto del equipo, lo que puede generar estrés, insatisfacción y, a medio plazo, más bajas. Además, en determinados sectores, la falta de personal puede provocar la pérdida de clientes o de oportunidades de negocio.
- Ejemplo orientativo: Una baja de 30 días de un trabajador con un sueldo bruto de 2.000 € puede representar un coste directo e indirecto de entre 1.000 y 3.000 € para la empresa, según si se contrata un sustituto y el impacto en la operativa diaria.
5. Recomendaciones para lidiar con los costes de las bajas laborales
Gestionar de forma eficiente las bajas laborales es clave para reducir su impacto económico y organizativo. Aunque no siempre es posible evitar que un empleado cause baja, sí se pueden adoptar estrategias para minimizar su frecuencia, duración y efecto en la operativa de la empresa. A continuación, te compartimos algunas recomendaciones prácticas:
- Invertir en prevención y bienestar laboral: Promover hábitos saludables, programas de salud mental, ergonomía en el puesto de trabajo y campañas de vacunación son medidas que ayudan a reducir las bajas, especialmente las relacionadas con enfermedades comunes o estrés laboral.
- Formar al equipo directivo y RR. HH. en gestión de ausencias: Un seguimiento ágil, humano y profesional de cada caso permite actuar rápidamente ante una baja, analizar sus causas y definir acciones correctivas si es necesario. También es útil para detectar posibles abusos o patrones de absentismo.
- Establecer protocolos claros de sustitución y reorganización: Tener definidos planes de contingencia para cubrir puestos clave reduce el impacto inmediato de la baja en la productividad del equipo y evita decisiones improvisadas o ineficientes.
- Analizar los datos y detectar tendencias: Contar con indicadores fiables sobre las causas, duración y frecuencia de las bajas permite tomar decisiones estratégicas basadas en evidencia. Las empresas que gestionan bien esta información pueden anticiparse a picos de ausencias o identificar factores de riesgo.
- Digitalizar la gestión del tiempo y el control de ausencias: Implementar herramientas como Nubhora permite tener una visión centralizada y actualizada de todas las ausencias, incluidas las bajas médicas, los permisos y las vacaciones. Con esta solución, los equipos de recursos humanos pueden automatizar procesos, reducir errores administrativos y acceder a reportes detallados que facilitan la toma de decisiones. Además, ayuda a mantener la trazabilidad legal del fichaje, especialmente importante ante inspecciones o auditorías.
Adoptar este tipo de enfoques no solo ayuda a reducir costes, sino que mejora el clima laboral, la eficiencia operativa y el compromiso del equipo. En un contexto donde el gasto por bajas laborales sigue en aumento, contar con un sistema de control y análisis como Nubhora se convierte en una ventaja competitiva
