En los últimos años, el quiet quitting o “renuncia silenciosa” ha ganado protagonismo como una reacción a la cultura laboral exigente y el agotamiento generalizado. Este fenómeno no implica abandonar el empleo, sino cumplir con lo estipulado en el contrato sin asumir responsabilidades adicionales ni tareas extra. ¿Es esto realmente un problema o una forma de reequilibrar prioridades?
Tabla de contenidos
1. ¿Qué es el quiet quitting?
El quiet quitting, o «renuncia silenciosa», es un concepto que ha cobrado importancia recientemente en el ámbito laboral. Describe a empleados que cumplen con lo necesario según sus funciones, pero eligen no involucrarse en actividades que excedan sus responsabilidades estipuladas.
No debe confundirse con el escaqueo, ya que no implica dejar de cumplir las tareas asignadas, sino establecer límites claros en el esfuerzo y la dedicación. Esta actitud suele estar relacionada con la falta de reconocimiento hacia el trabajo adicional o la búsqueda de un balance entre la vida personal y profesional para proteger la salud mental.
Aunque se perciba como falta de motivación, el quiet quitting refleja una reacción al estrés y las exigencias laborales actuales. Para muchos trabajadores, especialmente de las generaciones millennial y Z, es una forma de reclamar el tiempo y el bienestar que tradicionalmente han sacrificado por una cultura laboral que no siempre recompensa los esfuerzos adicionales.
El quiet quitting puede tener varios impactos en el entorno laboral. Por un lado, puede afectar la moral del equipo y la productividad general, ya que otros empleados pueden sentir la carga adicional de las tareas no asumidas por quienes practican quiet quitting. Esto puede generar resentimiento y tensiones dentro del equipo, lo que a su vez puede afectar la cohesión y la colaboración.

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Sin embargo, también puede ser una señal para los empleadores de que hay problemas subyacentes en la cultura organizacional o en las condiciones de trabajo que necesitan ser abordados.
Identificar y comprender las razones detrás del quiet quitting puede ayudar a las empresas a crear un ambiente de trabajo más saludable y motivador. Abordar estos problemas de manera proactiva puede mejorar la satisfacción y el compromiso de los empleados, reduciendo la incidencia del quiet quitting.
2. ¿Por qué ocurre el quiet quitting?
El quiet quitting surge por factores como la falta de motivación, la insatisfacción laboral y el descontento con el entorno de trabajo. Estos elementos, si no se abordan, llevan a los empleados a limitar su esfuerzo al mínimo necesario.
2.1 Falta de motivación y desilusión

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Cuando los empleados no encuentran propósito en su trabajo, enfrentan tareas repetitivas o carecen de oportunidades de crecimiento, es común que pierdan interés y se desmotiven. La ausencia de un futuro claro dentro de la empresa refuerza esta actitud.
2.2 Estrés y carga de trabajo excesiva
La sobrecarga laboral y la presión constante desgastan emocional y físicamente a los empleados. Esto los lleva a reducir su compromiso como una forma de proteger su salud mental y bienestar.
2.3 Descontento salarial
Una percepción de inequidad o salarios poco competitivos desmotiva a los trabajadores. La falta de recompensas justas genera insatisfacción y reduce la disposición a hacer más de lo necesario.

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2.4 Perfil del trabajador que practica el quiet quitting
Son empleados que priorizan su salud mental y equilibrio vida-trabajo. Suelen estar desconectados de los objetivos de la empresa y perciben una falta de reconocimiento o incentivos para su esfuerzo adicional. Valoran entornos que respeten sus necesidades personales y ofrezcan oportunidades claras de desarrollo.
Las empresas deben reconocer estas señales y actuar para mejorar la motivación, el bienestar y las perspectivas de crecimiento profesional.

3. ¿Cómo identificar y abordar el quiet quitting en tu empresa?
El quiet quitting puede ser difícil de detectar porque los empleados que lo practican cumplen con sus responsabilidades básicas. Sin embargo, hay señales claras que indican que un trabajador está desconectado emocionalmente de su empleo, lo que puede afectar la dinámica y los resultados de la empresa. Reconocer estos síntomas a tiempo permite intervenir y reenganchar a los empleados, mejorando su compromiso y motivación.

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- Desinterés en las tareas. Los empleados comienzan a mostrar falta de entusiasmo por sus responsabilidades diarias. Su participación en proyectos se vuelve mecánica, y dejan de aportar ideas o buscar mejoras. Este cambio puede reflejar una desconexión con la empresa o una falta de propósito en su trabajo.
- Distanciamiento social. Otra señal clave es la reducción de interacciones en el lugar de trabajo. Los empleados pueden evitar conversaciones más allá de lo estrictamente necesario, limitando su participación en actividades grupales y aislándose de sus compañeros. Esto puede afectar negativamente la colaboración y la dinámica del equipo.
- Disminución en la productividad. Aunque cumplen con sus responsabilidades, el rendimiento de estos empleados suele bajar. Entregan resultados mínimos para mantener su empleo, lo que afecta la calidad del trabajo, genera retrasos en proyectos y reduce la eficiencia del equipo.
- Falta de iniciativa. Los trabajadores que practican quiet quitting no buscan asumir nuevas responsabilidades ni participar en iniciativas adicionales. Esta actitud pasiva puede frenar la innovación y el crecimiento dentro de la empresa, impactando en su competitividad.
- Aumento del absentismo. El absentismo, tanto físico como emocional, es otra señal preocupante. Los empleados faltan con más frecuencia o, aunque estén presentes, muestran una desconexión evidente de sus tareas, lo que incrementa la carga laboral del resto del equipo.
Una vez identificados los síntomas, es crucial tomar medidas para reenganchar a los empleados y mejorar su experiencia laboral.
Fomentar una comunicación abierta es fundamental para abordar el quiet quitting. Crear espacios donde los empleados se sientan escuchados y puedan expresar sus inquietudes y necesidades de manera segura fortalece la confianza y permite identificar problemas antes de que se conviertan en desmotivación.
Reconocer y valorar el esfuerzo de los empleados es otro paso clave. Los logros, el trabajo adicional y las contribuciones al equipo deben ser recompensados de forma justa. El reconocimiento no solo motiva, sino que también refuerza el sentido de pertenencia y el compromiso con la empresa.
Brindar oportunidades de desarrollo profesional es esencial para mantener a los empleados motivados y comprometidos. Ofrecer programas de formación, mentorías y un camino claro para el crecimiento dentro de la organización demuestra que la empresa valora el futuro de sus trabajadores.
Por último, priorizar el equilibrio vida-trabajo es crucial en un entorno laboral que busca ser sostenible. Implementar políticas de flexibilidad, como horarios ajustables o días de teletrabajo, ayuda a los empleados a manejar mejor sus responsabilidades personales y laborales, reduciendo el estrés y el agotamiento.
El quiet quitting puede ser una señal de que es necesario reflexionar sobre la cultura organizacional y mejorar las condiciones laborales. Detectar esta actitud a tiempo y actuar con estrategias adecuadas no solo beneficia a los empleados, sino que fortalece la productividad, la motivación y el compromiso general en la organización.
