Un organigrama es una herramienta clave para entender la estructura interna de una empresa. Ayuda a mejorar la comunicación, organizar tareas y detectar posibles cuellos de botella. A continuación, te mostramos los 9 tipos de organigramas más comunes.
Tabla de contenidos
1. ¿Qué es un organigrama empresarial?
Un organigrama empresarial es como un mapa visual que muestra cómo está organizada una empresa por dentro. Nos dice quién hace qué, a quién reporta cada persona y cómo se conectan los diferentes equipos y departamentos. Es una forma sencilla y efectiva de ver la estructura interna y de entender el flujo de trabajo y de decisiones.
Hay muchos tipos de organigramas: desde los clásicos jerárquicos, que son más formales, hasta los modernos organigramas en red, que son más flexibles. Pero todos comparten un objetivo común: ayudar a que la gestión del trabajo sea más eficiente, facilitar las decisiones y crear un ambiente en el que cada uno tenga claro su rol y cómo contribuye al éxito de la empresa.
Además, son útiles cuando la empresa está creciendo o se está reorganizando. Ayudan a planificar nuevas contrataciones o reestructuras de forma ordenada. También son una gran herramienta para que los nuevos empleados entiendan rápidamente cómo funciona la empresa y se integren más fácilmente.
Un buen organigrama no solo organiza, sino que conecta a las personas, alinea los esfuerzos y asegura que todos estén en la misma página para alcanzar los objetivos.

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2. ¿Cuáles son los diferentes tipos de organigramas?
Los diferentes tipos de organigramas muestran formas únicas de organizar una empresa, adaptándose a sus necesidades, objetivos y estilo de gestión. Cada uno tiene características que lo hacen ideal para situaciones específicas. Por eso, elegir el tipo correcto depende de qué tan grande sea la empresa, cómo quiere gestionar sus relaciones internas y qué tan flexible necesita ser.
Un organigrama bien diseñado no solo facilita la comunicación interna, sino que también hace que los equipos sean más eficientes y ágiles. Si tu empresa está en expansión o pasando por una reorganización, este recurso es clave para alinear a todos y planificar con claridad el camino hacia adelante.
2.1 Organigrama jerárquico
El organigrama jerárquico es uno de los más comunes y muestra las jerarquías de arriba hacia abajo, con el CEO o director general en la parte superior y los diferentes departamentos o áreas descendiendo jerárquicamente.

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Se utiliza para empresas con una clara estructura jerárquica, donde las decisiones se toman en los niveles más altos y se van delegando hacia abajo. Es especialmente útil en organizaciones grandes y tradicionales, donde cada nivel tiene funciones bien definidas y los empleados saben exactamente a quién reportar.
Además, ofrece una claridad total en la cadena de mando, lo que facilita la supervisión y el control de las tareas en cada nivel. Además, ayuda a identificar de manera rápida los roles y responsabilidades de cada persona, lo cual resulta ideal para empresas grandes y tradicionales con una estructura establecida.

2.2 Organigrama matricial
En este tipo, los niveles jerárquicos se representan de izquierda a derecha, en lugar de arriba hacia abajo. Es ideal para empresas que desean una representación más equilibrada y menos verticalista.
Se adapta bien a organizaciones modernas o startups donde las jerarquías son más planas y se fomenta la colaboración entre áreas. Este formato también facilita la lectura de la estructura en presentaciones o informes.

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El organigrama horizontal promueve la igualdad entre los departamentos al evitar la sensación de rigidez jerárquica. Además, mejora significativamente la comunicación lateral entre equipos y facilita el trabajo colaborativo. Es especialmente útil para startups y organizaciones ágiles que buscan estructuras más dinámicas y flexibles.

2.3 Organigrama horizontal
El organigrama horizontal es un modelo que combina dos o más estructuras organizativas. Es común en empresas que manejan proyectos cruzados entre diferentes departamentos.
Los empleados pueden reportar a más de un gerente, dependiendo de los proyectos en los que estén involucrados. Este tipo de organigrama fomenta la colaboración interdisciplinaria y permite maximizar recursos y talentos dentro de la organización.
El organigrama matricial es una herramienta altamente flexible que permite a los equipos adaptarse a proyectos específicos. Facilita la comunicación y colaboración entre diferentes áreas y optimiza el uso de recursos y habilidades, lo que resulta ideal para empresas con múltiples proyectos simultáneos.

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2.4 Organigrama circular
El organigrama circular organiza a los empleados y departamentos en círculos concéntricos, con los líderes en el centro. En lugar de seguir una jerarquía vertical, este modelo prioriza la colaboración y la comunicación fluida entre todos los niveles de la empresa. Aquí, los líderes no imponen decisiones, sino que facilitan y guían a los equipos.
Este tipo de estructura es ideal para empresas que valoran la igualdad, la innovación y la participación activa de todos sus miembros.
Promueve un ambiente inclusivo y orientado al trabajo en equipo, perfecto para organizaciones que quieren eliminar las barreras jerárquicas tradicionales y fomentar el intercambio de ideas.
Sin embargo, para que sea efectivo, se necesita una cultura organizacional sólida. En empresas más grandes o sectores que requieren decisiones rápidas, podría generar falta de claridad en responsabilidades.

2.5 Organigrama funcional
El organigrama funcional divide a la empresa en departamentos según sus funciones, como marketing, finanzas o recursos humanos. Cada área está liderada por un gerente con autoridad sobre los empleados de su equipo, fomentando la especialización y la experiencia en cada función.
Este modelo es ideal para empresas que buscan maximizar la eficiencia mediante procesos claros y objetivos específicos en cada departamento. Sin embargo, puede generar una falta de comunicación entre áreas (silos de información), por lo que es clave fomentar la interacción interdepartamental y asegurar que los objetivos de cada equipo estén alineados con la estrategia global.

2.6 Organigrama en red
El organigrama en red es una estructura flexible y descentralizada que conecta equipos y departamentos según proyectos o procesos, en lugar de jerarquías rígidas. Fomenta la colaboración tanto interna como con entidades externas, como proveedores o socios estratégicos.
Es perfecto para empresas que trabajan en entornos cambiantes o con múltiples proyectos simultáneos. La flexibilidad y rapidez en la toma de decisiones son sus mayores ventajas. Sin embargo, necesita una coordinación y comunicación muy claras para evitar duplicaciones o confusiones en las responsabilidades.

2.7 Organigrama divisional
El organigrama divisional organiza la empresa en unidades independientes (divisiones), ya sea por productos, regiones o mercados. Cada división opera de manera autónoma, con sus propios recursos y procesos, lo que facilita una respuesta rápida a las necesidades del mercado.

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Es común para grandes corporaciones con diversas líneas de negocio. Sin embargo, puede generar duplicación de funciones entre divisiones y aumentar costos operativos si no se gestionan bien los recursos compartidos.

2.8 Organigrama lineal
El organigrama lineal es simple y directo: cada empleado reporta a un supervisor, creando una cadena de mando clara y definida. Es recomendado para empresas pequeñas con procesos simples, ya que facilita el control y asegura decisiones rápidas. Sin embargo, puede ser demasiado rígido para organizaciones grandes, limitando la autonomía y la colaboración horizontal.

2.9 Organigrama vertical
El organigrama vertical es el modelo más tradicional y formal. Está diseñado para mantener una estructura clara de autoridad, donde cada empleado sabe exactamente a quién reporta y quién es responsable de su área. Este nivel de precisión facilita la supervisión, ya que las decisiones fluyen de manera ordenada desde la alta dirección hacia los niveles inferiores, sin margen para ambigüedades.
Es especialmente útil en organizaciones grandes o altamente reguladas, donde se requiere disciplina y control para garantizar que las tareas se ejecuten según los procesos establecidos. Además, este modelo proporciona una trayectoria de promoción bien definida, lo que resulta motivador para los empleados que buscan crecer dentro de la empresa.
Sin embargo, el organigrama vertical puede ser demasiado rígido, limitando la capacidad de la organización para adaptarse rápidamente a cambios en el entorno empresarial. Aunque su estructura ordenada es excelente para entornos formales, en situaciones que requieren mayor flexibilidad, esta rigidez puede convertirse en un desafío.
El organigrama vertical es perfecto para empresas que valoran la claridad, el control y la disciplina, aunque puede necesitar ajustes para operar en contextos más dinámicos.

Cada empresa tiene necesidades únicas, por lo que elegir el tipo de organigrama correcto puede marcar la diferencia en la organización y la eficiencia. Desde las jerarquías tradicionales hasta las redes más flexibles, los organigramas son una herramienta clave para visualizar y gestionar la estructura empresarial. Además, el uso de un organigrama adecuado mejora la comunicación, facilita la toma de decisiones y optimiza el flujo de trabajo.
